miércoles, 1 de junio de 2011

Texto Indígena

Todo tiene solución

Sólo tenía cuatro años y hasta ahora me queda el recuerdo de mi madre diciendo "Te quiero", esas dos últimas palabras con las que se despidió mí estando echada sobre una cama vieja sin atención de nadie, solo la mía y la de Carmen, mejor amiga de mi madre. Es indescriptible la rabia que sentí al verla morir en la casa de sus patrones, sin ayuda de ellos como si su muerte fuera algo común y sin importancia alguna.

Habían pasado ya 8 años luego de la muerta de ella y el único recuerdo que me quedaba era una foto. Mis patrones me utilizaban ahora como su reemplazo y era cuidada por los demás indios, en especial por Carmen que siempre fue como una madre para mí. Ninguno puede hablar y reclamar sus derechos, pues lo único que nos queda es soportar los maltratos para poder tener que comer.

Me dolían las piernas, los brazos me pesaban, pero no me quedó más que seguir trabajando. Me acosté esa noche muy temprano y fue ese el momento donde soñé ser la hija de mis patrones, con la ropa limpia, cabello radiante y preparándome para ir al colegio. Sentí una felicidad inmensa, tenía muchos amigos ahí y ya no me dolían los brazos. Mi madre, en el sueño revivió, estaba con una sonrisa esperándome en la puerta del colegio con Carmen, pero fue ahí donde sonó la campana y me desperté viéndome en mi realidad, tapada entre sábanas viejas en una fría cama, pero algo había cambiado, ahora tenía algo nuevo en mí y era fe. Ese mismo día me levanté a cocinar, el desayuno de la hija de mis patrones, en ese mismo instante tuve un flash-back a mi sueño y me prometí a mí misma salir de la pobreza y ver la manera de poder tener una educación.

Mi plan era difícil pero posible, siempre hay algo que podemos hacer para poder estar felices. Le conté de mi plan a Carmen, ella con un gesto triste me dijo que no había manera porque nuestros patrones eran los únicos que podían matricularme y ellos no estarían de acuerdo. Yo mientras barría la cocina me puse a pensar en que podía hacer, existían los colegios nacionales donde podía ir, ya habría perdido muchos años, pero no me importaba yo sólo quería aprender y ahora todo estaba en manos de mis patrones desalmados.

Todo tiene solución me dije a mí misma, fue por eso que el mismo viernes de esa semana fui al colegio nacional más cercano. Pude encontrar a una señorita con el cabello color castaño y desde el primer momento que la vi me insipiró confianza, luego que me acerqué, empecé a contarle mi historia entre lágrimas que salían de mis ojos. Ella pudo entenderme, dijo que podía ir al colegio desde la próxima semana y que también podía ir a vivir con ella para ya no trabajar mucho y poder vivir mejor.

Al llegar a casa de los patrones, le conté a Carmen mi plan. Ese mismo día arreglamos nuestras cosas y al día sigueinte escapamos a casa de Miss Rodríguez, la cual nos acogió muy bien. Fue así como pude estudiar y Carmen trabajar sin excesos ni abusos, ahora me doy cuenta que todos deben de buscar su futuro, uno nunca debe conformarse con llevar una vida triste, siempre todo tiene una solución y siempre existe un camino hacia la felicidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario